Cuando el jugar en casa te da un plus de ventaja ,pero la presión prevalece indirectamente en la toma continua de decisiones.
Tanto la final de la Copa América, como la de la Eurocopa hicieron de los amantes del deporte rey posicionar como favoritas a las selecciones locales, que con todo a su favor y con un pronóstico más que favorable deberían de haber salido victoriosas.
Para la historia quedará el apelativo con el que se recordará a estas dos finales separadas por apenas unas horas: 'Maracanazo' y 'Wembleyazo'.

Resulta curioso la grandeza y la magia de este nuestro gran querido deporte, el fútbol. Cuando hablamos de torneos como la Eurocopa , la Copa América o el coloso de todos ellos, el Mundial, no hablamos solo de fútbol. En los tiempo actuales estos campeonatos tienen un seguimiento muy elevado.
Ese minúsculo porcentaje de la población que se queda al margen vociferando que "no es más que fútbol" es gente cuyo carácter competitivo es inexistente. Carece de la ilusión de ver a su "pueblo" en la cima de todos los focos internacionales.

Es esa inmensa mayoría de seguidores la que pesa sobre el jugador y le carga de responsabilidad, de presión psicológica añadida. Es ese gran peso el que está detrás de la paralización de las habilidades y condiciones físicas del deportista. Le desubica. Aparecen las dudas. Y con ellas la falta de claridad que lleva a este profesional a no poder demostrar la gran diferencia que le ha llevado a él y a su equipo a estar en ese escenario al alcance de muy pocos, pese a que habitualmente son merecedores de tal destino.

He aquí cuando el favoritismo erra e interpretamos conceptos diferentes a su significado, David o Goliat.

Por lo tanto...¿Que crees que hubiera pasado si se hubieran invertido los emplazamientos de la finales respecto a sus oponentes?